viernes, 11 de octubre de 2019

Saga Hazañas del Olimpo Parte 1


Capítulo 3: Recibo varias sorpresas.

Ese día fue todo increíblemente rarísimo, sobre todo porque ahora me había vuelto el centro de atención de todos, pero el caso es que volví a tener otro sueño: esta vez en frente mío estaba los dos encapuchados, y sentado en un trono estaba el tipo de la mano mecánica sin la túnica y gracias a eso le podía ver toda la cara, llevaba el peinado de una cresta, tenía el ojo vendado y lo que más me extrañó; era de que la armadura que llevaba era la misma que Selene y Francis, incluyendo qué tenía en la mejilla la cicatriz de un arañazo de un lobo.

-Nos queda nada mi señor. -dijo uno de los encapuchados.

-Nos falta únicamente dos más. -dijo el otro.

-Eso no importa ya -dice el de la mano mecánica-, lo que importa es que sé quiénes pueden llegar a darme más poder. Id a por esos malditos traidores, pero no los traigáis muertos, los quiero matar yo mismo con mis propias manos.

De la nada se desvanecieron los tres y en frente mía apareció otra persona: no le podía ver la cara, pero si veía que portaba una guadaña enorme y portaba una túnica negra desgarrada.

-Da igual lo que te digan los demás -me dijo con una voz que me hizo temblar y puso mi puso su fría mano sobre mi hombro-, debe morir.

No entendí muy bien la frase porque ya me había despertado.

Me fui directamente al comedor a desayunar, donde ya estaba todo el mundo: me hizo gracia de que a pesar de que ese sitio sea un buffet, lo único que tienen para servir siempre son cereales, no me pregunten por qué.

El caso es que estaba sentado solo (obviamente nadie se iba a sentar conmigo porque como que me tenían miedo), al menos era lo que pensaba al principio pensé hasta que se sentó en frente mío Francis.

- ¿No te importa si me siento aquí? -me preguntó Francis con un tono amigable.

-No para nada -le contesté-, supongo que no era tu primera opción.

- Lo cierto es que quería disculparme con todos, pero al final ni me dejaron hablar -me comentaba-; últimamente están siendo días difíciles, pero no sé si querrás saber lo que pasó.

- Soy todo oídos.

-Hace un año a Selene y a mí nos mandó una misión Arístides -me narraba-, el objetivo era encontrar a un supuesto traidor del Refugio y para facilitar las cosas nos trajimos a nuestro amigo Drake. Al final lo encontramos, pero nos tendió una trampa, logramos escapar; pero no pudimos salvar a Drake. Desde entonces puedo afirmar que ni yo ni Selene hemos sido los mismos.

Fuimos interrumpidos por otro que se sentó en nuestra mesa: se parecía mucho a Francis, solo con la diferencia de que su pelo era corto y su ropa era la de ir a un gimnasio.

-Bueno -dijo el que se sentó-, lo primero es lo primero: llámame Claid. Y lo segundo, ¿le has dicho ya nuestra oferta Francis?

- ¿Oferta? -pregunté algo loco.

- Es muy fácil -me explicaba-, normalmente se suele alguna que otra vez al mes una especie de campeonato, y estábamos pensando de que tal vez si quieres; puedes unirte a nuestro equipo.

- Obvio que sí. -asentí.

- ¡Genial! – exclamó Claid- Ahora solo queda enseñarte un par de cosas, considéranos como instructores a partir, un hijo de Atenea y un hijo de Ares.

Lo cierto es que el entrenamiento no me resultó tan difícil como yo me esperaba, me enseñaron primero los movimientos básicos con diferentes armas y saber cómo bloquear con el escudo, y luego pasé a practicar movimientos más complejos de a primera vista se verían raros, pero luego ya veréis como los usaré. Sumándole de que aprendí la importancia que tiene el unir mente y alma, un concepto universal que tenían Francis y Claid para ganar siempre.

Nos llevó como una semana prepararnos, que parece poco tiempo, pero créeme que ahí el tiempo se hace eterno. Cuando me fui a mi apartamento, vi que me habían dejado un paquete gigantesco que no dudé en meterlo dentro y abrirlo: me quedé como loco al ver todo lo que había ahí dentro, entre todas esas cosas había un set completo de una armadura de hoplita espartano, pero lo curioso es que esta estaba tintada de negro.

No lo dudé dos veces y me la puse, y no te lo voy a negar, me veía bastante bien.

Lo segundo fue lo que más me dejó impactado: había una xifos bastante larga de una mezcla de metal oscuro y bronce que le quedaba espectacular, no solo eso, sino que además también en el filo tenía una serie de inscripciones en griego que pude leer. ``Espada de Cronos, cortesía de los titanes´´.

Si algo sé, es que Cronos para nada era buena gente: se trataba del padre de los dioses principales, Zeus, Hades y Poseidón; quiénes estos estarían en el estómago de su padre de no ser porque Zeus los sacó de ahí. Pero lo que no entendía era por qué narices alguien anónimo me había entregado tal arma y sobre todo vete tú a saber cómo la ha conseguido si se supone que está resguardada en el tártaro.

De cualquier forma, a la caída de la noche, se iba a celebrar una especie de fiesta en memoria de Drake. La verdad es que me sentía bastante incómodo en esa situación, porque todos prácticamente lo conocían, pero yo ni de cara lo había visto
.
En fin, la fiesta al final se celebró en medio de una tremenda hoguera con un fuego que eso parecía un auténtico infierno. Intentaba ver donde podían estar Francis y Claid, pero desgraciadamente no estaban en la; y para colmo, no podía juntarme con Tariq porque literal se estaba morreando a saco con una chica.

El caso es que con el único que como tal podía juntarme era con Arístides, que estaba observaba el fuego fijamente.

- ¿No tienes a nadie con quién unirte? -me preguntó.

- Lo cierto es que no -asentí -, tengo a un colega que parece un besugo, y los otros andan por ahí perdidos.

- Qué triste tu suerte.

-No me digas. -tuve que reconocerlo -Oye, tengo que hacerte una pregunta, ¿existe alguien o algún dios que tenga acceso al tártaro?

- Además de los héroes -me contaba -, los únicos dioses que se me vienen a la mente son Hermes, Hades y Thánatos.

- Lo digo porque me ha llegado un paquete con cosas extrañas -le explicaba -, entre todas esas cosas había una espada que supuestamente es de propiedad de Cronos.

- Tienes que venir conmigo. -me dijo con un tonó muy tembloroso.

Me llevó a una especie de cueva totalmente oscura, en la que podía sentir una extraña fuerza que parecía llamarme.

-Este lugar, según dicen las leyendas -me narraba Arístides-, aquí muchísimas se han probado para ver si de verdad podían resistir las revelaciones que hay allí dentro. Muchos se han vuelto locos y no han vuelto a ser los mismos, pero quiero que entres para ver si mi teoría es cierta o no.

- ¿Qué es lo peor que puede pasar? -dije.

Con la mayor seguridad que tenía me adentré en toda esa oscuridad, sin saber lo que me depararía: al principio un millar de susurros pasaban por mi oreja, decían cosas que no podía entender, pero que me producían bastantes escalofríos. Mientras avanzaba más, notaba ahora como manos que estaban todo el cuerpo y que yo intentaba quitarme mientras me apretaban con extrema fuerza. De pronto noté una presencia detrás de mí que parecía seguirme, no quería voltearme, pues tenía la mala espina de que si lo hacía podría morir.

Me quedé extrañado al notar que alguien o algo me había parado de frente, creía que me había encontrado con un muro, pero de pronto noté el que quizás sea el mayor dolor de mi vida: toda la sangre me ardía hasta tal punto que pensaba que me iba a abrasar por dentro, no solo eso, sino que en mi brazo derecho notaba un dolor impresionante que parecía que me estuvieran poniendo algo ardiendo en la piel. De un instante a otro, sentí mi pecho atravesado como si me hubiesen clavado una espada en todo el centro, y en un instante todo ese sufrimiento paró.

Cuando parpadeé, estaba de nuevo al lado de Arístides, sin entender el por qué.

- ¿Qué fue lo que te pasó allí? -me preguntó.

- ¿Sabes lo que me pasó? -le contesté – Creo que puedo con todos ­­

miércoles, 22 de agosto de 2018

Hazañas del Olimpo Parte 1 Capítulo 2


Capítulo 2: Me vuelvo uno más del Refugio.

Estaba teniendo un sueño de lo más extraño, pues estaba en una zona como de montaña detrás de una roca, al asomarme por ella contemplé algo bastante macabro: había tres tipos con túnicas negras que estaban alrededor de un altar en el que había un cerdo muerto con las tripas a fuera. Lo raro, era de que uno de esos tipos tenía una mano extraña: parecía como una mano mecánica hecha de oro y con un montón de símbolos que no llegaba a distinguir.

-Todo está marchando según lo planeado -decía el de la mano mecánica -, pronto podré traer a un ejército de todos estos tipos, y con todos, cumpliré mi más deseosa venganza.

No pude ver ni escuchar nada más porque me había despertado porque sí: no me encontraba en ningún hospital o en mi casa, estaba acostado en el sofá de un apartamento un poco pequeño, pero aun así era bastante lujoso; con una pequeña cocina, el baño, una terraza y la habitación.

Toda mi ropa y mis cosas estaban colocadas de manera que no me lo creía ni yo, mis dudas se fueron cuando alguien tocaba mi puerta como loco. Como no había mirilla, abrí directamente: era un tío moreno que iba muy a lo cani, con los pelos casi de punta y que al parecer estaba como si hubiera terminado una maratón, incluyendo que la verdad era bastante maciza en su mayoría de las piernas.

-Tío -me dijo como si se estuviese muriendo -, ¿te importaría meterme aquí un solo momento?

-Claro, no hay problema. -le contesté.

-Gracias colega, me vas a salvar la vida. -agregó cuando se metió por la cara y se encerró en el baño.

Cerré la puerta, pero seguido otra persona me tocó la puerta como si la fuese a romper.

- ¡Si te chivas soy hombre muerto, te lo digo enserio, es el diablo! -me gritó desde el baño.

Al abrir otra vez la puerta, no sabía que me toparía con la que posiblemente sea, la chica más ``hermosa´´ de todas: era de mí misma estatura (y mira que soy alto), también tenía un increíble moreno, su cabello era de color negro y sus ojos tenían un furor de marrón claro que impactada.

El caso es que su vestimenta no era para nada típica como la que teníamos el que entró a mi baño y yo, llevada al completo solo que sin el casco una armadura de marino ateniense.

- ¿Has visto a un bastardo que corría como un loco? -me preguntó.

-Vamos a ver -le explicaba -, me acabó de levantar en un sitio que ni siquiera se que hago aquí o donde estoy, ¿y me preguntas si he visto a alguien corriendo?

-Como se nota que acabas de llegar -me contestó -, pero no te preocupes, pronto lo sabrás.

Me echó antes de irse una mirada como de muerte que me dejó bastante amenazado
.
- ¿Se ha ido? -me preguntó cuando abrió la puerta de repente.

-Todo despejado. -asentí.

El tipo empezó a saltar de alegría, y con tremendo suspiro se sentó en mi sofá.

-Que conste que a partir de ahora eres mi brother, mi colega, mi compadre y lo que quieras -me dijo-, ¿cómo te llamas?

-Jack Richards -le contesté.

-Entonces supongo que tu nombre para los de ahí arriba es Jackeos.

- ¿Tengo un nombre especial? -le pregunté como si fuese algo obvio.

-Todos los semidioses los tenemos -comentaba-, yo me llamo Tariq, por ejemplo, pero para ellos mi nombre de verdad es Tarikios. Se que de momento esto te parecerá una auténtica barbaridad, pero conozco a alguien que te puede explicar cómo funciona mejor todo esto.

Quedarme atónito es quedarse demasiado corto: se podría decir que toda la zona era como si estuvieras en una zona de apartamentos gigante y colosal, con la diferencia de que en cada entrada había un símbolo que según me explicaba Tariq, representa el rango de cada uno, además de que como era lógico, yo estaba con los novatos.

Visité todas las zonas más importantes, como el comedor que parecía un buffet, la cabaña de herrería, el establo, la inmensa zona de entrenamiento, etc.

-Yo ya me despido -me dijo cuando estábamos en frente de una casa de madera que parecía un castillo-, esto ya es algo personal, te esperaré en el campo de entrenamiento.

Al entrar ahí me estaba esperando nada más ni nada menos que un auténtico centauro: ya sabes los de mitad caballo de cintura para abajo y hombre de cintura para arriba, añadiendo de que iba con una armadura de oficial espartano.

-Sé que tienes muchas preguntas -me dijo el centauro-, y yo estoy aquí para responderte: el gas con el que te desmayaste era una prueba para ver si eras uno de esos chavales, y resulta ser de que si lo eres. Los dioses, las leyendas griegas, las criaturas, todo eso existe de verdad y sigue existiendo. Mi trabajo es enseñaros como sobrevivir a esta nueva realidad, además de intentar volveros héroes e intentar descubrir a que dios pertenecéis.

-Ya veo -le dije-, entonces, ¿este va a ser mi nuevo hogar?

-Se podría decir que sí. -me dijo. -Y mi nombre es Arístides, o Aristoides, y bienvenido al Refugio.

Lo cierto es que no me lo tome tan a mal, al contrario, me pareció increíble pensar que a lo mejor podría tener una vida más divertida que la que tenía ahí arriba. Estuve andando por mi cuenta por un buen rato sin saber que hacer a este punto, hasta que volví a mi apartamento a intentar despejarme y a ponerme a tocar y cantar en la terraza: mis familiares me decían todo el rato que debía de meterme en algún grupo de rock porque estaban todo el rato que cantaba de manera inhumana.

El caso es que me puse con mi guitarra que no era eléctrica, sino que era la que siempre conocemos. La canción que cantaba y tocaba era ``Never too Late´´ de Three Days Grace, que para mí es de mis grupos favoritos.

Luego de eso me quise volver a dar otra vuelta más por toda la zona, y mientras daba vueltas como un tonto, pude presenciar algo: en la zona de entrenamiento, muchísima gente estaba viendo como la chica que me encontré en mi puerta se enfrentaba a espada limpia contra otro tío bastante alto, con el pelo semi largo, los ojos verdes y llevando la misma armadura que la chica.

- ¡Jack! -me exclamó Tariq -Ven aquí, la pelea acaba de comenzar.

- ¿Y ahora qué pasa? -le pregunté en cuanto me senté.

-Se ha armado una bronca descomunal -me dijo un tipo que estaba detrás de mí -, Selene y Francis tienen un pique impresionante, pero es lo que pasa casi siempre con la mismísima hija de Poseidón y con el hijo de Atenea.

Ciertamente me di cuenta de muchísimos detalles de cada uno de ellos: algo malo había pasado entre ellos dos por la forma tan agresiva que estaban luchando, prácticamente Francis no paraba de esquivar y bloquear los tremendos ataques que Selene intentaba conectar. No lo voy a negar, se me hacía eterna la pelea tanto que ya me estaba aburriendo.

- ¿Es que no se detienen? -me dijo Tariq – Me está dando ya ­pena que se peleen así, se supone que son mejores amigos.

Si algo me hace que me mosquee, es que los mejores amigos se peleen por lo que sea, algo dentro de mí me decía que tenía que hacer algo para separarlos; pero cuando creí que no podía hacer nada, algo ocurrió...

Notaba todas las miradas encima de mí, y me sorprendí al ver lo que pasó: Selene y Francis fueron separados por una pared y sus piernas quedaron inmóviles porque de la nada un puñado de piedras engancharon sus piernas.

- ¿Por qué todos me miráis tan raro? -pregunté algo aturdido.

-Tus ojos... -me contestó Tariq.

Alguien me alcanzó un espejo de mano y al contemplar mis ojos al raro les pasó, mis ojos cambiaron de color, en vez de ser negros, se volvieron de un color rojo sangre. Solo significaba una cosa: yo había parado la pelea.

sábado, 18 de agosto de 2018

Novelas Carlox Saga Hazañas del Olimpo parte 1 Capítulo 1


Saga de las Hazañas del Olimpo: Parte 1: Un mundo escondido.















Capítulo 1: Me mudo a un sitio desconocido.

Un momento, quieto ahí parado, si tú, el que ahora mismo está leyendo esto; asegúrate de leer esta historia bajo tu responsabilidad, porque a lo mejor se te puede volar la cabeza con tantas cosas que voy a contar.

Y te aviso de que, si sientes en tu interior que te identificas con esta historia, puede ser bueno o malo: puede ser bueno porque tal vez tu vida una completa basura como la que estoy viviendo yo o como mis amigos y enemigos, o a lo mejor será porque tal vez eres uno de nosotros; cosa que es increíblemente malo, y por eso te advierto de que leer esto te podría hacer pensar que formas parte de nuestra estirpe.

Pero, en fin, espero que no seas como yo porque ya bastantes problemas tengo en mi vida, aunque bueno, primero deja que me presente: mi nombre es Jack Richards, si no he perdido la cuenta tengo una edad de unos 16 años y si te preguntas de donde soy es bastante raro, ya que supuestamente mis padres son de Los Ángeles, pero toda mi vida la he pasado viviendo en Las Islas Canarias.

Si ya sabes, las siete islas esas que están al lado de África que forma parte de España, esas islas. A pesar de que estaba todo el tiempo viajando de aquí a allá, mi auténtico sitio estaba en Gran Canaria, específicamente en las Palmas.

No me pregunten el por qué, pero para todas las personas que yo había conocido, no paraban de decirme de era algo así como un emo rockero: si solamente tenía el pelo algo así como un emo, mis ojos eran de color negro y siempre llevaba ropa de rockero (ahora que lo digo, tal vez si que tiene sentido que me lo digan).  Siempre iba con una camisa con el logotipo de un diablo, una chaqueta de cuero sin mandas que hice yo mismo, pantalones negros, botas del mismo color y guantes.

El caso es que para desgracia mía, mi madre nos tuvimos que mudar a Vecindario: mi mamá es algo así como una camionera que literalmente va de cosplay de ese estilo siempre, y yo iba en su gran camión todo deprimido.
- ¿Todo bien? - me dijo mientras conducía.

- En parte sí -le dije mientras veía el paisaje desde mi ventana ­­­­­-, es solo que no sé si es buena idea que me lleves a ese insti.

- ¿Y eso por qué? -me preguntó.

-Pues básicamente porque es el IES Josefina de la Torre -le comentada mientras revisaba mi móvil -, a ese instituto solamente van pijos que es que están todo el rato creyéndose los mejores.

-Es que lo cogí porque como estaba al lado de nuestra casa, pues para que complicarse la vida. -me dijo como si fuera algo lógico.

-Bueno -contesté y apagué mí móvil -, haré un esfuerzo. Pero como me toquen muchísimo la moral, los mando al Infierno.

-Acabas de sonar cómo tu padre -comentaba -, siempre que se metían con él parecía el mismísimo diablo.

Triste realidad para mí, en toda mi vida nunca había llegado a ver ni a conocer a mi padre, pero ya veréis que cuando lo conozca; me voy a arrepentir y mucho. Después de un pateo enorme en el camión, por fin llegamos a la maldita ciudad de Vecindario: lo cierto es que se notaba un ambiente muy diferente a cuando estaba en Las Palmas, pero a la vez notaba como si algo estuviera en la ciudad.

Pasó entonces un mes intentando socializar con la gente de mi alrededor, pero, sobre todo adaptarme a mi nuevo instituto: al final no era tan malo como creía, lo cierto es que todos sus profesores me caían bastante bien, incluso para mi sorpresa mis compañeros resultaron no ser tan creídos como me habían contado.

Lo creáis o no, soy un tío bastante cerrado en el sentido que me cuesta abrirme, ya que desde siempre he sentido que todas las miradas de las personas estaban centradas en mí. No solo eso, sino que además tenía de pequeño un pequeño problema de paranoia que al final acabé superándolo, pero los doctores me dijeron que si no me lo hubiera quitado de encima; tal vez sería todo un psicópata.

Lo que si que era raro era de que muchos alumnos entraban y salían bastantes chavales de un ascensor que estaba por una de las entradas: pero lo raro es que supuestamente ese ascensor está en mantenimiento, por lo que es imposible que entre y salga gente de allí.

Me harté por fin de tanto misterio y fui a preguntar al director, ¡el muy tuvo la cara de decirme que eran imaginaciones mías, como si estuviese mal de la olla!
Por la tarde, me quedé en casa solo en mi cuarto, tumbado en la cama queriendo saber lo que en realidad estaba pasando, así que no dudé en antes de actuar; llamar a mi madre.

- ¿Mamá? -le pregunté cuando me logró contestar.

- ¿Qué pasó hijo? -me preguntó mientras bostezaba -Estaba en mi descanso.

- ¿Te acuerdas cuando te comenté lo del ascensor? -le contaba -Se que lo que vas a oír va a ser muy raro, pero tenía pensado que esta noche podría colarme en el instituto y ver que está pasando.

-Ni se te ocurra entrar ahí -me contestó de una forma muy pero que muy seria.
- Mamá, eso acaba de sonar muy raro -me extrañé -es como si en realidad supieras lo que hay allí.

-Es que... hay tantas cosas que no sabes -me explicaba de una forma preocupante -siempre te he querido mantener alejado de ese lugar, pero veo de que ahora ha llegado el momento. Si vas a ir a ese lugar, haz el equipaje.

- ¿Insinúas que si voy allí me quedaré por una larga temporada? -le pregunté demasiado extrañado.

-Podría ser así. -de contestó mientras parecía que estaba a punto de llorar y me colgó.
Me dejó impactado, si ella increíblemente se ponía así, solamente significaba que era un tema serio. Me llevé en mi mochila lo típico: ropa, mi cepillo de dientes, básicamente lo que se suele llevar uno.

Otra cosa no, pero en la infiltración era un auténtico ninja, gracias a eso me logré colar escalando los barrotes del instituto y llegar hasta el ascensor. Para mi mala suerte, al pulsar el botón noté como subía hasta que se abrieron las puertas: al entrar ahí me di cuenta de que había un botón que tenía inscripciones en griego.

No se por qué razón, pero desde pequeño me había gustado muchísimo estudiar idiomas antiguos como el latín o el griego, pero además de eso era un absoluto sabelotodo con respecto a todas las mitologías.

Me atreví a pulsar el botón y de la nada salió un humo por las paredes que llegué a respirar que lo que hizo fue desmayarme.

!!!Una Nueva Incorporación a Nuestro Equipo¡¡¡

Hola lectores desde el día de hoy se nos une un buen amigo mio el cual tiene una gran facilidad para escribir, a diferencia de mi, espero que sus historias os gusten, apasionen y sorprendan. Y con eso llegado de las mismas tierras y fuegos el infierno de los que yo vine, en realidad el es de los de al lado, llega con nosotros


!!CARLOX¡¡

martes, 19 de junio de 2018

Poemas -- Gn 1º -- Copla al Caballero

Generación 1º                                            Fecha de realización: Hace 5 años

Cabalga y observa
como se aleja el horizonte
caballero valiente
caballero en guerra

caballero que atrás dejas 
la familia y el hogar
cabalgando al horizonte
que se aleja distante.

Poemas -- Gn 1º -- Cantar de Comandantes

Generación                                              Fecha de realización: Hace 5 años

Alzo, levanto
con orgullo mi espada

subo, monto
a mi caballo dichoso

recorro, cabalgo
con mis hombres detrás

andamos, marchamos
a la batalla sin mirar atrás

golpeamos, luchamos
contra el enemigo que nos amenaza

gritamos, amenazamos
y al enemigo asustamos

cantamos, celebramos
la gran victoria conseguida.

Poema -- Gn piloto -- Victoria y vigilia

NT: Tengo que disculparme por la tardanza en volver a subir algo, pero se me estropeo el ordenador y no e podido subir nada.

 Generación Piloto                                                fecha de realización: Hace 6 años

La luz se apaga
el mal se acerca
y con ella la muerte.

Muchos caen
y los que no,
luchan por vivir.

Un cuerno resuena a lo lejos
una luz aparece,
son los refuerzos
que esperanza traen.

El bien se alza victorioso,
pues el mal a caído,
más no bajan la guardia,
puesto que el mal siempre vuelve.